Consultorio de Dramaturgia.

Consultorio de Dramaturgia

CONSULTORIO DE DRAMATURGIA Dramaturgo Consultor : Ariel Dávila. Seguimiento de procesos de escritura teatral via e-mail o presencial Estás e...

domingo, noviembre 26, 2006

viernes, noviembre 24, 2006

Audiotour Operación 7.02

Nota Audiotour en telvisión 25.10.2006

martes, octubre 10, 2006

Vuelve el AUDIOTOUR

BiNeural–MonoKultur
vuelve a presentar

Audiotour

operación 7.02

una experiencia auditiva personal


Nuevas funciones!!!

ÚNICAMENTE CON RESERVACIÓN

al tel: 469 11 33

o a: bineuralmonokultur@gmail.com

Reestreno:
MIÉRCOLES 18 de octubre.

Turnos cada 15 minutos entre las 9 y las 12 hs.

Y

TODOS LOS MIÉRCOLES de Octubre y Noviembre

en el mismo horario.

Entrada: $8,-

Punto de salida:

Biblioteca Córdoba (27 de abril 375)

El 6 de setiembre del 2005 se encuentra una grabación. En esta el Ingeniero Guedick se dirige al Dr. Argüello con un mensaje inquietante. Guedick desaparece misteriosamente, pero no hay ningún registro del caso en la justicia. Entretanto, un vacio devora lentamente la ciudad... ¿Qué está pasando debajo de la ciudad? ¿Usted se preguntó una vez por qué Córdoba no tiene subte? ¿Cuánto tiempo más nos queda...? ¿Por qué nadie se interesa en la investigación?

La grabación contiene datos importantes sobre el caso. Si usted decide escucharla, ya no podrá volver atrás... Al final tendrá que tomar una decisión.

Idea, guión y dirección:

BiNeural-MonoKultur

(Ariel Dávila y Christina Ruf)

( sobre un concepto del grupo alemán Hygiene Heute)

Música original y diseño sonoro:

Guillermo Ceballos

Voz Ingeniero Guedick:

Hernán Sevilla

Voz introducción y final:

Gabriela Aguirre

--
Mas Informacion en:
http://bineuralmonokultur.blogspot.com/

lunes, julio 17, 2006

Ariel Dávila: Obras


INVEROSIMIL (2002)




EL ÓSCULO DEL CREPÚSCULO II (2004)


AUDIOTOUR OPERACIÓN 7.02 (2005)


LA TERCERA PARTE DEL MAR (2001)

Nota a la Revista de artes escénica El APUNTADOR

PREGUNTAS
• ¿Qué podría decir respecto de las principales diferencias entre las prácticas teatrales actuales y las que UD conoce y ha transitado desde el comienzo de su hacer teatral?
Cuando yo comencé a hacer teatro estaba muy impresionado por obras como Delincuentes comunes del grupo homónimo dirigido por Paco Giménez o Jeremías de José Luis Arce, o la Opera Rock de Ricky Sued. Estas obras marcaron una nueva era del teatro en Córdoba y además dejaron su impronta los Festivales Latinoamericanos de teatro donde pude ver el primer espectáculo de La Fura del Baus 'Accions', el cual me abrió la cabeza en cuanto al teatro y sus posibilidades. Desde La Cochera en la 9 de Julio, se impulsaba un cambio estético e ideológico del teatro, también se reabrió el departamento de Teatro de la UNC. Eran tiempos de desparpajo, de provocación, de destape post dictadura. Esos eran mis comienzos teatrales, no se si reflejaban la totalidad del teatro cordobés pero eran los espacios que me interesaba transitar.
En la actualidad el teatro ha crecido y se ha multiplicado, hay más espacios independientes, más grupos también, tiene que ver con que hay más subsidios para la actividad teatral. Creo que hay más intercambio, por suerte, hay una generación joven de actores que trabajan con distintos directores y con distintos grupos y ésto es muy saludable. También creo que hay más profesionalidad, aunque todavía el medio cultural cordobés no permite vivir del teatro y no hay políticas estatales para que esto suceda, los teatristas trabajan y se dedican -a pesar de sus otros trabajos- de manera profesional a su actividad artística.

• ¿De qué manera las nuevas tecnologías y las transformaciones políticas y culturales han impactado en el hacer teatral en los últimos años? ¿Este impacto ha llevado ha para ud a transformaciones poéticas en la escena teatral? ¿Cuáles?
Habría que recortar el hacer teatral de Córdoba de otras realidades. Si bien en nuestra ciudad un recambio generacional trajo su bagaje cultural mucho más influenciado por los medios masivos de comunicación, el video clip y las nuevas tecnologías, todavía no veo reflejado un cambio demasiado profundo en el teatro cordobés. No tenemos acceso tecnológico porque las salas donde trabajamos apenas cuentan con luces, algunos grupos recién están experimentando con video en escena. Seguramente la crisis económica nos hizo más creativos en nuestra manera de producir, y seguramente hay una búsqueda estética nueva, algunos desde la palabra a la escena y otros desde la escena para arribar a un texto espectacular. Pero no hay un cambio profundo donde se ponga en juego la idea de representación, es decir lo performatico que no representa otra cosa, o tampoco en las puestas. En las últimas obras que vi, se trabaja desde lo frontal; también hay obras que imitan a la televisión o el cine. Me parece que todavía nos debemos una búsqueda más profunda. En tiempos donde el teatro no puede competir con esos medios, deberíamos averiguar ¿qué es aquello que solo podemos hacer a través del teatro? Creo que una buena pregunta es ¿qué es aquello que puede hacer el teatro y otros medios no?

• ¿Cómo han impactado estos cambios en su propia práctica teatral?
Yo me identifico con esta generación influenciada por los medios masivos de comunicación. Creo tener en mi manera de narrar la fragmentación y la no linealidad. Si bien en mi formación la fragmentación fue norma, tuve la necesidad de contar historias y entonces estudie dramaturgia, y esto me sirvió también para aprender a pensar el espectáculo desde su estructura más allá de la palabra. La dramaturgia en sí es uno de los temas de la actualidad en el teatro cordobés, cosa de la que antes no se hablaba. Aunque todos hacen dramaturgia -algunos desde la dirección, otros desde la actuación, otros desde la escritura- recién ahora se tiene en cuenta este rol. Creo que por eso también hay un creciente interés por estudiar de qué se trata esto de la dramaturgia.

• ¿Qué opina ud acerca de aquellas formas escénicas que algunos consideran en términos de post-representación, post-teatro o post-dramaturgia?
Bueno estamos en la era post-todo, algunos dicen que ya estamos pasando el post-modernismo. Creo que esta siendo tiempo de encontrarle un nombre un poco mas adecuado al presente, es como que ya pasó todo y estamos en un después indefinido no factible de nombrar. Yo creo que todos los principios incuestionables del teatro ya no se sostienen. El principio de que para que haya teatro hace falta un actor y un espectador, ya no es cierto. En la obra canadiense “Los ciegos” uno veía sobre el escenario solamente rostros de personas hablando sobre un fondo negro, al final uno descubría que no eran actores sino muñecos que “actuaban” y les puedo asegurar que el público se sentía espectador de un típica obra de teatro. Después del 11 de septiembre, la ficción tiene pocas chances de ganarle a la realidad. Esta realidad moldeada por los medios masivos se esta convirtiendo en nuestra materia prima para la ficción. Tampoco se puede hablar de personaje en tiempos de que el sujeto histórico no puede convenir con el que está al lado, qué es real y qué no. También creo que ya no sirve tener un rol comunicativo en el teatro, ¿para qué? si existen medios formidables de comunicación mucho más efectivos. Entonces, ¿para qué hacemos teatro?

• Hay un libro recientemente publicado en Francia de Denis Guenoun bajo el título "¿Es necesario el teatro?" ¿qué opina acerca de esta pregunta?
Bueno yo creo que los teatristas tenemos que ser conscientes que el mundo puede seguir girando aun sin nuestras obras. Particularmente creo que si dejo de hacer teatro no va a haber ninguna manifestación masiva reclamándome que vuelva a las tablas. Asumiendo ese rol periférico esta bueno pensar para qué hago teatro en estos tiempos, digo si soy consciente de que hago teatro no porque no puedo hacer cine o televisión, sino porque quiero hacer teatro. Y entonces vuelvo a la pregunta ¿qué es aquello que sólo se puede hacer en teatro y en otras disciplinas no? Hasta ahora lo único que puedo asegurar es que en teatro todavía se puede decir lo indecible, lo abyecto, lo no correcto, y quizás sea un buen motivo para seguir haciendo teatro, quizás todavía haya personas que quieran ser espectadores de lenguajes no moldeados por medios masivos.

• ¿Qué transformaciones sufrió su práctica teatral en las últimas décadas? En estos momentos qué puede decir que permanece de las formas escénicas que Ud. ha desarrollado desde los inicios de tu práctica?
Actualmente me interesa investigar sobre la misma realidad, creo que es la parte creativa que más disfruto; creo que el teatro documentalista me ha influenciado y trato de descubrir y quizás intervenir sobre esta realidad. También me planteo los límites de la representación, cada vez más inverosímil. Creo que en mis principios hacía teatro sólo como medio de expresión y ahora trato de llegar a un concepto con mi trabajo, de pensar para qué sirve lo que hago, que antes no me preocupaba. Creo que las obras que sólo tienen un propósito expresivo nos obligan a observar mundos subjetivos que pueden interesar o no y uno sólo lo puede juzgar en términos de si me gustó o no. En cambio cuando hay un concepto detrás de la obra, puedo ver si cumple o no con el objetivo y me permite reflexionar junto con el artista. También, a veces las obras son más inteligentes que los artistas y entonces se escapan a toda reflexión y entonces sólo queda disfrutar de lo obra.

domingo, mayo 14, 2006

"Dos imaginarios anclados en la escena" Nota de La voz del Interior por Beatriz Molinari


Hay obras que cruzan el tiempo y con ellas, sus autores; otras, conocen reescrituras o versiones. Córdoba carece de una tradición prolífica de obras teatrales, insertas en el medio, esto es, reconocibles en sus puestas, invocadas por grupos y directores. Dos dramaturgos cordobeses de distinta generación, José Luis Arce y Ariel Dávila, reflexionan aquí sobre algunas cuestiones que conciernen a su oficio y pasión.

Arce, fundador en 1980 del mítico Teatro Independiente de Córdoba (TIC) ha escrito obras tales como Jeremías, Celestino antes del alba, La conspiración amarga, La niña que moría a cada rato, Mnemosyne y El sueño de Dios. En tanto Dávila es autor de Inverosímil, El ósculo del crepúsculo II y Máquina (actualmente en cartelera).

1 ¿Cuándo y por qué comenzaron a escribir obras de teatro?

José Luis Arce: “Por una fantasía megalómana; creer que yo iba a ser el portavoz de todos los hombres. En mi primer día en la escuela de teatro, Jolie Libois preguntó ‘por qué están aquí’. Cuando me llegó el turno le dije ‘para escribir’. ‘Escribir qué’. Siempre fui muy tímido y no la miraba a los ojos. Ella se me acercó, me levantó la cara desde la barbilla y me obligó a mirarla. Me sonrió un rato y le dijo a todos: ‘Tengan cuidado con éste, mientras ustedes están en plena algarabía, él los está observando’. Fue como una bendición-designio. No mucho después escribí La pena capital que en el ’79 por autocensura estrené como Detrás de la puerta.

Ariel Dávila: “Empecé a escribir por una necesidad de trabajar con textos. Consideraba entonces que la creación colectiva estaba agotada y al teatro de imagen había que darle una vuelta de tuerca, además en el teatro mundial se daba una revalorización de la palabra como generadora de imágenes evocadoras. Creo cierto el hecho de que hoy en día un cuerpo desnudo en escena no produce lo mismo que en los años ’80, yo diría que hoy no produce nada, quizá sea mucho mas obsceno una escena erótica escrita por chat. Yo sentía esta necesidad de volver a la palabra y al texto pero después de montar La tercera parte del mar, de Alejandro Tantanian, no encontraba textos que me ‘provocaran’ llevarlos a escena, entonces decidí escribir. Escribo por una necesidad escénica”.

2 Lo temático: preocupaciones del mundo de

cada autor

J. L. Arce: “La palabra dramaturgo me hace gracia, me parece medio monstruosa. Querer ‘decir’ no es un deseo dramático. Lo es cuando uno mete mano y le dice a los actores que esperan acciones: ‘estoy componiendo’. Lo dramático es una actividad para calculadores, por eso mi objetivo es hacer textos irrepresentables. ¿Los temas? En realidad yo me niego a mí mismo, hago cosas con las que no estoy de acuerdo. Soy torturado, retorcido y mistérico. Hago lo que no entiendo a propósito, para que algún espectador me lo explique.

A. Dávila: “En estos tiempos hay grandes temas universales y pequeños temas cotidianos, ¿unos son mejores que otros? No creo. Adorno decía que después de Auschwitz no se puede seguir haciendo poesía. No se puede ser indiferente a lo que sucede. Me quedó una frase que dijo Luis Cano en el taller que dio en Córdoba: ‘Hay que ser conscientes y ver si el discurso que hacemos es propio o ajeno’. Yo he pasado por diferentes temas. Tenía la necesidad de escribir desde Córdoba y para nuestra ciudad. Traté de rescatar historias y mitologías , pienso que es un campo todavía a explorar, pero también me interesa la naturaleza humana y cómo nos podemos sorprender de nosotros mismos”.

3 ¿Piensan en la puesta mientras escriben?

J. L. Arce: “Siempre me sonó irrelevante decir que un texto es para la escena o no. De lo que se trata es de que el texto teatral lleve implícito el espacio. Cómo estetizan eventualmente otros interesados ese espacio, es otra cosa. El texto ya tiene el espacio, como el bailarín el movimiento. Pero es un juego de verdad, debe surgir de conjuros verdaderos, y sabido es que en ellos no es tan importante el tiempo como el espacio. Esto es difícil si ni siquiera sabemos si queremos bien al lugar donde vivimos. Está en boga escribir sólo para la escena, pero el autor asume limitaciones. Una de dos, o brinda en sacrificio una parte para no sacrificar el todo; o depone imaginación personal en una seudo ignorancia, para favorecer la imaginación colectiva”.

A. Dávila: “Mi último maestro de dramaturgia, Mauricio Kartun, nos retaba cuando decía que hacíamos ‘changas’ de escenógrafos al poner una acotación: (‘un hombre sentado en una silla, detrás el decorado del frente de una casa’). Nos decía que no fuéramos tan ‘teatrosos’ y tenía razón. ¿Por qué no escribir en un espacio abstracto o imposible? Después será el problema del director y el escenógrafo. Desde entonces dejé de preocuparme de la puesta durante la escritura”.

4 ¿Hay dramaturgos en Córdoba?

J. L. Arce: “Undiano, Iriarte, Bischoff, Bartoloni, Díaz Bagú, Grillo, Michelotti, Sued, Brambilla, Merigo, Piva, Bigi, Espina, Reynaudi, Salcedo, Graciela Ferrari, Beatriz Gutiérrez, Soledad González, Marull, Cuesta, Dávila, Maximiliano Gallo, Halima Tahan, más la creación colectiva. Hay dos momentos supuestos, pero Córdoba permanece inmadura porque no llega al segundo. El primero es de análisis, de desmitificaciones desfachatadas, de risas y parodia, el segundo es de respuesta y propuesta. En el medio hay procesos abortados, exilios políticos, económicos, orfandades devenidas de malas estrategias de autores que por creerse en una era perpetua del Autor, no se abrieron a nuevas estructuras de realización, que parecen desmentir su existencia, pero esto es más que nada porque se perdió la palabra. Una obra recluida en un cajón ni siquiera se salva como literatura”.

A. Dávila: “Claro que hay dramaturgos en Córdoba. Están Soledad González, Gonzalo Marull, Rodrigo Cuesta, María Helena Troncoso, José Luis Arce, que tienen obras reconocidas y publicadas y que trabajan con continuidad. Además de los otros que están comenzando. Por otro lado, están aquellos directores que también hacen dramaturgia pero desde la escena y que son reconocidos, como Paco Giménez, Cipriano Argüello Pitt, Marcelo Massa o Luciano Del Prato. Ellos desde la escena también logran llegar a textos muy interesantes”.

lunes, abril 24, 2006

Comentario Máquina


Ariel D?vila

El camino a la deshumanización
Por Verónica Molas l De nuestra Redacción.
vmolass@lavozdelinterior.com.ar

La nueva obra que dirige Ariel Dávila retoma interrogantes planteados por la filosofía y la cultura y los pone en acción en la historia que sucede en la pequeña escena de una celda carcelaria del futuro. Las sociedades de control han perfeccionado sus métodos y éstos aparecen con todo su horror en la vivencia de los reclusos. Pero como bien aclara el joven director cordobés, la obra no pretende ser un reflejo de la realidad de las cárceles. Máquina ¿cómo es nuestro nuevo dios? Tiene el don de abrir la perspectiva a otras realidades menos obvias.

En todo lo que sugiere la máquina (invisible, pero poderosa) durante el transcurso de la obra está la sensación del abandono del hombre a sus formas más automáticas, menos pensantes y esto alerta sobre los peligros que vendrán; nada en esta puesta muy bien sostenida por las actuaciones de Hernán Rossi y Mariano Muñoz hace presumir que vendrá algo bueno.

Hay una historia, pero también muchos enigmas y otras vertientes que se desprenden. El fundamentalismo de la religión, no muy diferente a otros fundamentalismos, como el de la ciencia, que aparecen sutilmente expresados.

Futuro cercano

La estética tecnócrata es el molde perfecto y unificador para todo el espectáculo, desde la puesta, la música, el vestuario y el video que rige y va pautando el espacio cotidiano de la celda; el video habla en realidad de ese ojo rector que invade, omnipresente, toda intimidad.

La obra está montada como una unidad gris, perfecta, custodiada, que ahoga cualquier grito de vida, que somete la existencia humana a lo previsible. Hasta el diseño de la imagen que se instala en el medio de los actores, simétricamente, alude a una estructura férrea, reducidora del hombre.

Con los créditos que van obteniendo los presos de acuerdo a las respuestas de la máquina hay también una alusión a los grandes sistemas de los juegos televisivos, tecnologizados al extremo.

Máquina logra transmitir muy bien la sensación (y certeza) de que todo está bajo control, no importa ya si es de una inteligencia superior, dilema del cual las películas futuristas sacaron bastante provecho y que toda una saga de androides (el humor de Dávila es realmente uno de sus puntos más fuertes) recupera cada tanto.

Quizá lo más angustiante que tienen los planteos que indagan sobre el funcionamiento y los fines del control es la invisibilidad cada vez mayor de estos mecanismos, implantados en el cuerpo social, asimilados, así como para Leo (el preso menos deshumanizado) esa máquina que él no ve está puesta en su imaginación en la figura de una mujer. Hasta puede sentir sus senos, en un alucinante arrebato de humanidad.

sábado, abril 22, 2006

Máquina ¿Como es nuestro nuevo dios? Foto


Ariel

Ariel D�vila

Ariel D�vila
NC/NC

presenta la obra teatral:

Máquina
-
¿Cómo es nuestro nuevo Dios?

de Ariel Dávila

Obra ganadora del Premio a la producción de grupos con trayectoria
de la Agencia Córdoba Cultura, 2005 y está subsidiada del Insituto Nacional del Teatro.

Reseña Argumental:

En una celda de una futura cárcel conviven dos presos. Leo está allí por robar memorias de las personas. Un día le ponen un compañero de celda, Ferro, pero Leo comienza a sospechar que quizás no sea humano.

La obra plantea el siguiente dilema: ¿Puede un sistema, por más amigable que sea, cambiar la naturaleza humana?

Elenco:

Leo:

Hernán Rossi.
Ferro:

Mariano Muñoz.
Voz de Instructora :

Gabriela Aguirre.
Diseño de escenografía:

Christina Ruf.
Realización de escenografía:

Arq. Cesar Spalletti.
Vestuario y Utilería:

Valeria Urigu, Christina Ruf.
Video:

Hernán Rossi, Matías Deon y Ariel Dávila.
Música y sonido:

Guillermo Ceballos.
Asistencia de dirección:

Gabriela Aguirre.
Producción: NS/NC
Dirección: Ariel Dávila.
ESTRENO:

Sábado

15 de abril a las 22 hs.

FUNCIONES:

Viernes

21, 28 de abril y 5 de mayo a las 22hs.
Sábados

15, 22 y 29 de abril y 6 de mayo a las 22hs.
Domingos

16, 23, 30 de abril y 7 de mayo a las 22hs.

TEATRO:

La Luna.

Pje Escuti 915 (entre Fructuoso Rivera y Pueyrredón) - B° Güemes.

Una máquina pensada para vigilar




Una máquina pensada para vigilar
Por Beatriz Molinari l De nuestra Redacción.
bmolinari@lavozdelinterior.com.arEl director y dramaturgo Ariel Dávila tenía ganas de hacer una obra para dos actores y partió de una imagen: dos personajes están encerrados, presos en una cárcel del futuro. Ariel es un consumidor de ciencia-ficción. Lee novelas y ve películas del género que ahora aborda en Máquina, el estreno del sábado.“Ya había empezado a trabajar en la obra cuando ocurrió el motín de la cárcel de San Martín; después aparecieron las noticias de Abu Ghraib (en Irak) y Guantánamo. Entrevisté a psicólogos de presos y descubrí que las cárceles tienen un sistema panóptico, que los pabellones dan a un centro donde está el vigía”, comenta Dávila.Ariel leyó algunos libros. “Michel Foucault analiza en Vigilar y castigar cómo ha evolucionado el castigo en la sociedades modernas, desde los castigos y torturas infrahumanos en la plaza pública a finales del siglo 18, pasando por la más aséptica guillotina. El sistema panóptico fue inventado por Jeremy Bentham para vigilar a los reclusos. Evidentemente se ha avanzado poco en la reinserción social de las personas que delinquen. Me pregunto si es posible cambiar la conducta delictiva de una persona”, dice Dávila, a la vez que cuestiona la idea de que toda persona funciona mejor si se siente vigilada. En la cárcel de Máquina, Leo está preso por robar memorias y por haber atropellado a una anciana. La obra comienza cuando aparece su compañero de celda, “enviado del Señor”. “Ferro no parece humano, representa una nueva religión artificial. No fue fácil trabajar con dos actores en un espacio pequeño. La idea es que uno trata de intervenir sobre el otro. Usamos además un video con función dramática. Mostramos paisajes artificiales y por la pantalla los presos reciben instrucciones”, dice el director que ya coqueteó con el género de la ciencia-ficción. En Inverosímil hablaba de una probeta y un experimento; en El ósculo del crepúsculo II, hay un “nodo” por donde aparecen los personajes de las catacumbas. Máquina fue ganadora del Premio a la producción de grupos con trayectoria de la Agencia Córdoba Cultura, 2005, y está subsidiada por el INT. Con Máquina queda inaugurado el espacio renovado de La Luna.

Obras

Obras Escritas y realizadas

- Inverosimil- Una tragedia Mundana
- El Ósculo del Crepúsculo II
- Audiotour Operación 7.02
- Mano Única ( Intervencion en una Cripta Jesuitica)
- Máquina - ¿Como es nuestro nuevo dios?